Cuando IBM y la tecnotrónica a lo Brzezinski llegaron al Cono Sur nuestros padres tenían trabajo, incluso nuestros abuelos tenían trabajo. Era ello la Sociedad Industrial (de Owen y Perón). Pero aquellos que vinieron nos enseñaron a computar y a predecir stocks y comportamientos, a simulacros de realidad matematizada, y nos enseñaron a interconectar todo a la red eléctrica y telefónica. Microsoft y sus adláteres nos explicaron las ventajas de las hojas de cálculo, los textos con corrector ortográfico y los almacenes en bases de datos. Apple y sus partisanos de «elite» nos convencieron de las maravillas de la edición digital de pobres contenidos culturales, y el retoque fotográfico a lo Adobe Photoshop y Jasc Software Paint Shop Pro nos introdujeron en una realidad de película que nos ha conducido al Libro de nuestras Vidas (Facebook) para que el Gobierno Mundial lo procese todo y mejor tras la gran ayuda de Page-Brin, los jewish de Google Inc.

Nosotros crecíamos con los ojos cerrados (los ojos que el dólar nos cerró), mientras nos mostraban lo bueno, desestresante y habilidoso de jugar videojuegos. Entonces llegó Linux, los mp3 y mp4, móviles y portátiles, pero era tarde, la sociedad posindustrial y el desempleo habían llegado a la periferia para quedarse, como ahora han llegado al centro del mundo. Entonces intentamos entre sistemas monolíticos y de microkernel capitalistas abrir los sentidos y cerrados ojos ante el código del software que todo lo echa a andar, la más moderna gasolina que nos convierte en máquinas de nuestras máquinas a decir de Galeano.

Ya teníamos la IBM PC en casa y ellos se habían llevado las fábricas al lejano Oriente, Videla y Menem mediantes. Luego de 2011 no volverán tampoco, pues en el mismo lugar donde están serán enterradas, palancas y palancas financieras mediantes.

Los ordenadores como lápida social (de la sociedad posdisciplinaria), 21 de junio de 2009.

I+C, inglés más computación, la Via Appia, directa y rápida a nuestro más profundo cipayaje cultural globalifílico y orbis romanorum rex.

La ARM HSA Foundation y con la abnegada colaboración de Intel ya deberían estar produciendo los primeros biochips para neocortex, que tras Google Glass, Kinect inside y Oculus Rift, nos permitirán interactuar en algo notablemente superior a la enredadera social de estos días, entonces la mente-colmena y la mente-enjambre transhumanistas se fusionarán en singularidad que sepulte al pasado remoto y reduzca haciendo añicos la vida privada y toda individualidad por todos los milenios porvenir. Al servicio de los Señores de la Instrumentalidad nuestro genio y prodigio será.